Edad apropiada para la introducción de la alimentación complementaria a la dieta del niño – Opinión Científica de la EFSA
En respuesta a la petición de la Comisión Europea, el Panel de Nutrición, Novel Foods y Food Allergens (NDA) revisó su opinión del 2009 respecto a la edad apropiada para la introducción de la alimentación complementaria a la dieta de los lactantes. Dicha edad ha sido evaluada considerando los efectos sobre la salud, los aspectos nutricionales y el desarrollo infantil. Mientras los alimentos tengan una textura adecuada para la edad del bebé, sean nutricionalmente adecuados y se respeten las prácticas de higiene recomendadas en su preparación, no hay evidencia científica suficiente que demuestre que en el rango de edades investigadas (<1 a <6 meses), la introducción de la alimentación complementaria esté asociada a efectos adversos o beneficios en la salud (excepto en los niños con riesgo de deficiencia de hierro).
Por razones nutricionales, se recomienda que la mayoría de los lactantes comiencen con la alimentación complementaria alrededor de los 6 meses de edad. Los lactantes con riesgo de deficiencia de hierro (aquellos alimentados con lactancia materna exclusiva y nacidos de madres con reservas de hierro bajas, o cuyo cordón umbilical haya sido cortado pronto (< 1 minuto después del parto) o nacidos antes de término, se podrían beneficiar de una introducción temprana de alimentos que sean fuente de hierro.
Las habilidades de desarrollo relevantes para tomar la decisión de iniciar la alimentación complementaria en forma de purés se pueden comenzar a observar a partir del 3º o 4º mes. Las habilidades necesarias para comenzar la alimentación complementaria con alimentos sólidos se pueden observar en algunos lactantes de 4 meses, siendo lo más común a partir del 5º mes. El hecho de que un lactante pueda estar preparado, desde el punto de vista del desarrollo neurológico, para progresar a una dieta más diversificada antes de los 6 meses, no implica que sea necesario hacerlo. Además, no hay motivos para posponer la introducción de alimentos potencialmente alergénicos (huevos, cereales, pescado y cacahuetes) a una edad posterior a la de otros alimentos en lo que respecta al riesgo de desarrollar enfermedades atópicas. En relación al riesgo de desarrollar la enfermedad celíaca, el gluten puede ser introducido al mismo tiempo que otros alimentos.